Indonesia

Java II: De volcán en volcán

Duración: 17 días | Presupuesto (2 comensales): 39€/día

Ya os contamos sobre nuestro breve paso por Singapur en nuestro anterior post. Fueron unos días de modernidad antes de volver a nuestra querida y salvaje Indonesia. Madrugamos un poquito y nos subimos de nuevo en un avión hacia Java, esta vez destino a Surabaya. El aeropuerto de Surabaya es el más cercano al volcán Bromo, nuestro siguiente objetivo en Java después de visitar los templos de Borobudur y Prambanan.

Solo pasamos una noche en la ciudad, así que lo único que podemos compartir es que no os hagáis ilusiones si queréis tomar unas cervecitas, porque es imposible encontrar alcohol por esos lares. Se nos frustró la noche de juegos con birras… ¡Qué le vamos a hacer! Indonesia, la nación musulmana más grande del mundo, no es el país más fácil para conseguir alcohol fuera de las zonas turísticas. Igual, es un país que nos gusta tanto que se lo perdonamos todo, y de paso, nos evitamos el turismo de borrachera a lo Tailandia.

¿Lo sabías?

País: República de Indonesia 🇮🇩, formada por más de 17500 islas

Idioma: Indonesio, comprende más de 700 lenguas

Moneda: Rupia Indonesia (IDR) ➡ [1 euro = 16500 IDR aprox.]

Religión: Mayoritariamente musulmana, cerca del 9% cristiana, 5% otras

Monte Bromo

Cómo llegar

Salimos a la estación de buses de Surabaya, donde nos cobraron de más por llevar las mochilas (aunque fueran encima de nosotros). Estad preparados para estos pequeños timos por ser bule (blanquitos) e intentad que no os amarguen el viaje, porque no hay quien se libre de la «astucia» de los transportistas/mafiosillos en Indonesia…

De allí cogimos otro bus a Probolinggo, donde tuvimos que esperar un buen rato a que se llenara el minibus que te lleva a Cemoro Lawang, pueblo en el que se encuentra el volcán.

Para quien no quiera ir en taxi (que no es nada barato) este es el sistema que funciona allí: hay que llegar y esperar en la carretera al lado de unos comedores a que haya el suficiente número de turistas como para que el bus decida salir. El mini bus tiene un precio casi fijo por viaje y el precio por persona depende de cuánto se llene. Estuvimos unas horitas cruzando dedos y al final arrancamos siendo 8 (65.000 IDR por persona).

El fresquito Cemoro Lawang

El volcán

Para entrar en el Bromo por libre solo hay que caminar hacia la entrada, que está cerca de la mayoría de alojamientos de la zona, pagar 300.000 IDR y empezar a caminar.

Otra opción es contratar un tour e ir en jeep con guía y posiblemente más gente, que primero te lleva a un mirador de otra cima a ver el amanecer y luego, ya de día, a subir al Bromo.

Y bueno, la tercera opción y la que elegimos nosotros es ir por el camino alternativo de maps.me, donde con un poco de atrevimiento y dolor de tripa os sale gratis la excursión (echad un vistazo al mapa y a la derecha de la entrada oficial encontraréis esta entrada gratuita). Con las cantidades diarias que aportamos de distintas maneras a la economía local en un viaje tan largo no nos sabe mal de vez en cuando ahorrar un poco de dinerito visitando naturaleza de manera gratuita o aprovechándonos de descuentos como podemos. Total, que salimos a eso de las 2.30 am del hostel y con los huesitos congelados (qué frío hace ahí arriba) y un poco de miedo, fuimos para la entrada destrangis, dudando todo el tiempo si sería por allí o si tendríamos algún problema.

Bajamos una cuesta entre polvaredas con dificultad para respirar aire limpio y al llegar abajo, sin ver prácticamente nada, intuimos que estábamos en una llanura algo extraterrestre y vimos pequeñas luces de jeeps a lo lejos.

¿Será por la izquierda? ¿O tiramos para la derecha? …

Después de un ratito caminando en la dirección que el mapa nos intenta mostrar, nos empieza a perseguir una moto. Cagaditos de miedo por la oscuridad y el ambiente, paramos y esperamos alguna reacción, y un tipo nos dice que por ahí vamos mal, que tenemos que ir a la derecha, a ver el amanecer desde otro lugar, y que él nos lleva por poco dinero, porque si no va a venir la policía y nos va a multar. Al ver que era una persona cualquiera, rechazamos amablemente su oferta mientras nos sigue persiguiendo lentamente detrás tooooodo el tiempo. Y otra vez que nos para pidiéndonos dinero para llevarnos a otro lugar, y nos dice que para qué queremos ir al Bromo si los turistas están en otro lugar y allí no va a haber nadie.

El camino fue bastante incómodo hasta que desistió, pero cuando lo hizo y ya vimos el templo que está los pies del Bromo, sentimos una felicidad inmensa. Subimos la (bastante fácil) escalinata hasta el volcán, con su rugido cada vez más fuerte, y desde la cima, solos, al ladito del cráter, tuvimos un amanecer increíble que iba dejándonos ver el paisaje lunar y el recorrido que habíamos hecho a ciegas para llegar hasta ahí.

IM-PA-GA-BLE
¡253 escalones… no son ná!

De nuestros lugares favoritos, solo podemos recomendar ir, y si es posible, por libre bien tempranito, porque después de otros amaneceres compartidos, la emoción de estar solos en un lugar así no tiene precio.

Ijen (y Banyuwangi)

Nuestra experiencia bromática superó nuestras expectativas con la belleza de sus paisajes, y reavivó nuestra adicción por los volcanes haciéndonos decidir ir a visitar el Ijen, un volcán que se encuentra en un escenario totalmente diferente. Es famoso por su espectacular lago, el blue fire (gases que se ven azules en contacto con el aire por la noche) y la peligrosa extracción diaria de azufre que hacen los mineros para ganarse la vida.

Cómo llegar

Para llegar a Ijen, uno de los pueblos de acceso es Banyuwangi, desde donde también se llega a Bali, así que del Bromo pusimos rumbo nuevamente a Probolinggo, con el mismo método de esperar a que se llene el minibus (40.000 IDR) y de allí cogimos un multitudinario tren de casi 3 horas hacia Banyuwangi (88.000 IDR) .

Banyuwangi

Ya en Banyuwangi, decidimos tomarnos un día de descanso y alquilamos una motita para pasear por el pueblo. A los 5 minutos de trayecto se nos pinchó la rueda ¡cómo no! y una mujer nos vino a ayudar corriendo, y otro hombre nos la infló para salir del paso. Con la mujer llegamos hasta el «mecánico» (un señor mayor que arregla cosas varias en el patio de 2 metros en su casa) y tuvimos que esperarle mientras volvía del rezo en la mezquita de la esquina.

Cuando llegó, la comunicación con el señor, que no hablaba ni gota de inglés, fue un espectáculo en toda regla. Estuvo media hora dale que te pego hablándonos en indonesio sobre su vida y su trabajo y nosotros super avergonzados de no entender ni papa y a través de señas y un poco de diccionario, logramos descifrar que tiene 73 años, es pintor y tiene dos hijos. El señor también movía hojas arrancadas y se las restregaba por el cuerpo, haciéndonos ver que sus plantas medicinales curan todos los males. Hasta nos invitó a comer. Insisto que entendíamos una palabra de mil, y los gestos nos hacían reír más que otra cosa, y aunque no nos acordamos ni de su nombre, nunca vamos a olvidarlo. Algo tan trivial como que se te pinche una rueda, nos acercó por primera vez a la casa y la vida de una familia local en Indonesia. Qué agradecidos estamos por ese pinchazo.

Nuestro amigo mecánico-pintor. Y sí, a pesar de su cara, juro que fue él quien pidió la foto.

Ya con la motita como nueva, atravesando arrozales y paisajes bellísimos, nos vamos a ver la playa a Pantai Cemara. Para nada es una playa espectacular, pero es como un parque playero donde van locales a comer y a pasar el rato, y nos encantó dar una caminata por ahí y ver a los pescadores trabajar juntos para conseguir su motín. Es de los pueblos en todo el viaje donde la gente fue más simpática con nosotros, ¡solo por eso vale la pena pasar por allí!

Por los caminitos. ¿Mola o qué?
Horas estuvieron los pobres para sacar unos pescaditos

Kawah Ijen

Como somos unos valientes bien miedosos, estábamos muy indecisos en cuanto a lo de ir al volcán… Esta vez el miedo era porque el descenso al cráter del Ijen es bastante peligroso y varias personas, aunque mayoría mineros, murieron por ahí. Dudamos mucho entonces si ir con tour o como siempre a la nuestra, y al final nos decidimos a ir solos pero bien tranquilitos.

Desde Banyuwangi es como una horita de congelación en moto hasta la entrada. Madrugamos y pagamos 150.000 IDR (fin de semana) en la entrada y comenzamos a subir las polvorientas cuestas y curvas, esta vez con mucha gente, a diferencia de nuestra experiencia en el Bromo. Al llegar a la cima de noche, con linterna y máscara de gas, el ambiente se iba cargando cada vez más de nubes tóxicas y había que decidir si bajar a ver el lago y el blue fire.

Arrancamos con dudas y empezamos a bajar el terrible caminito. Locales nos insistían una y otra vez para que les diéramos dinero para hacernos de guía, que era obligatorio, pero sabíamos que no es técnicamente verdad y vimos que algunos más que ayudar a los turistas les metían prisa y medio empujaban, así que seguimos esquivándolos como pudimos.

Dicho esto, y a riesgo de que nos maten otros viajeros, no nos gustó nada la experiencia (del descenso al cráter específicamente). Solo se puede ir una persona cada vez por el caminito que es un precipicio, pero hay gente que tiene mucha prisa y va empujando a los demás, y mucha gente va bajando como a resbalones, con lo peligroso que es. Todo esto mientras no ves nada, lloras y toses (por mucha máscara que lleves). Nunca nos ardieron tanto los pulmones. Encima, cuando llegamos ya no había blue fire, así que nos podríamos haber ahorrado ese horror, que arriba se está tan a gusto. Y mira que nos gusta caminar y subir y bajar volcanes, pero este… no nos cayó en gracia.

Después de ver a pobres mineros hechos mierda subiendo y bajando y de comprarles algunas figuritas de azufre, volvimos con cuidado para arriba y disfrutamos de las vistas desde ahí, es precioso ver el lago y los alrededores.

Más de 70 kgs a sus espaldas…
¡Aquí arriba mejor!

Mientras estábamos en Java, ocurrió el terrible terremoto de Célebes, que por desgracia, solo es uno de tantos que vinieron y vendrán. Por eso dudamos entonces de si seguir ruta por Indonesia o salir un poco de este cinturón del fuego, pero las ganas nos pudieron y seguimos camino hacia Bali. No teníamos muchas esperanzas en esta isla, víctima del turismo en masa, pero decidimos darle una oportunidad, que si a todo el mundo le gusta, por algo será… ¿o tal vez no? En el próximo post os contamos qué nos pareció la Isla de los Dioses y si tenéis que incluirla en vuestro bucket list.


Siempre intentamos despedirnos con la foto de algún animalillo del lugar así que aquí va una de la fauna autóctona del Bromo, que ya forma parte de la colección que ya comenzó este mismo año en el Teide.

¡Besitos de erizo polvoriento!

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