Cancún e Isla Mujeres
Playa del Carmen, México
Nuestra intención al llegar a Cancún era estar dos días y salir corriendo a un sitio más barato y menos turístico, alarmados por comentarios de mochileros y por lo poco que vimos desde el bus (hoteles monstruosos, neones y carteles al más puro estilo Las Vegas, campos de golf…). Sin embargo, al llegar a Hotel Hacienda Cancún en el centro de la ciudad, todo cambio de color.
Es un hotelito genial super barato, con todo lo necesario y gente muy maja, en el Cancún de verdad. Tiendas de mil cosas a la vez, altavoces fuera sonando cumbias y más cumbias, baretos baratos, coloridas cantinas, ruido a vida y olor a especias en cada esquina que desprenden los numerosos puestecitos ambulantes. Así que ánimos arriba decidimos quedarnos una semanita para disfrutar un poco del ambiente y hacer el guiri de vez en cuando. Como no había habitaciones disponibles para toda la semana hicimos un break en un hostal cercano antes de volver, más caro que el hotel y con un aspecto 100 veces peor. En Hostel Mundo Maya nuestra habitación era una pecera y el dueño de dudosa amabilidad, aunque había gente muy simpática que nos amenizaba de a ratos contándonos sus batallitas de viajeros.
Aprovechamos la cercanía con el centro para comer deliciosos tacos, guacamole en abundancia, probar la típica mole (ay, cómo pica) y tomar cheladas, nueva bebida favorita de Pimenta, que consiste básicamente en echarle hielo, jugo de limón y sal a la cerveza.
A 20 minutos en bus, y a lo largo de TODA la costa, se encuentra la masa casi homogénea de hoteles, llamada ingeniosamente Zona Hotelera. Aquí hay gente de todo tipo: honeymooners y familias de vacaciones que se pueden permitir los $500 por noche, niñatos pijos fiesteros con pulseritas celebrando el fin de curso, y algún mochilero perdido, prácticamente todos con algo en común: extranjeros. No es el México que queríamos respirar pero no los culpamos del todo… son las playas más espectaculares que vimos nunca. Kilómetros de arena blanca y aguas turquesas que una vez pisas no quieres dejar atrás.
Hay tres o cuatro playas públicas como la Playa Marlín o la Langosta, a las que es muy fácil acceder. Ahora bien, olvidaos de intentar tomar o comer algo allí mismo si no es en la terraza de algún hotel a precios un tanto elevados, aquí no existen los chiringuitos. Y si se os ocurre dar un paseo por la orilla, contad con la hora de más que vais a estar intentando salir de la playa colándoos por algún hotel.
He aquí un ejemplo práctico. Teníamos sed… Así que nos sentamos en unas sillas (son todas casi iguales y todos los hoteles parecen el mismo). Era todo un poco caro pero seguimos fiel a nuestra filosofía de «por una vez…». Pensamos que vamos a estar en sitios mucho más rústicos y humildes dentro de no mucho y puede que pasándolas putas así que hemos decidido disfrutar de unas pequeñas «vacaciones».
Al ir al baño nos enteramos de que estábamos en el Ritz Carlton Cancún. No era la intención, pero hay que decir que esos nachos y batidos estaban ¡duliciosos!
Por cierto, ¿sabíais que los ricos utilizan una toallita diferente cada vez que se lavan las manos y la echan a lavar 😜?
No os contamos la vergüenza que pasamos con las pintas que llevábamos para acceder desde la terraza del Ritz hasta la calle para coger el bus porque es casi inenarrable.
En fin, con ganas de explorar, el fin de semana aprovechamos para celebrar nuestro primer selpimentiversario (ohhh ♥) yendo a Isla Mujeres. Una pequeña isla al norte de Cancún con cuatro calles centrales un poco locas y fiesteras pero con playas preciosas llenas de buena onda.
Allí nos dimos algunos caprichos: fuimos en barquito e hicimos snorkel para ver barracudas, peces de mil colores y el MUSA, comimos el mejor pescado Tikin chik que probé en la vida cocinado por el capitán, y nos dimos un masajito en la playa. Oh, sí.
Pero no todo en el campo es orégano. Por tontainas, la reserva de habitación compartida que habíamos hecho en Hostel Azúcar solo era de una cama y no nos dejaban entrar a los dos, así que hicimos un tour por la isla y nos quedamos en Posada Isla Mujeres, el único lugar disponible por 500 pesos (25 €). Era digno sucesor de The Bates Motel. Limpieza muy cuestionable, entorno poco amigable y sensación de seguridad… -10.
Al final, bromas aparte, lo importante es que dormimos bien y pudimos disfrutar de esa isla mágica un día más, antes de volver a Cancún.
DULCE
+1 Punto de explorador: después de unos cuantos golpes e intentos frustrados y risas de un local ¡¡abrimos nuestro primer coco!! ¡Hurra!
👫: 12 meses de totonerías
Atardeceres: desde la isla se puede hacer una de mis cosas preferidas que no se puede desde este otro lado del Caribe, ver la puesta de sol
PICANTE
Tarjetas de crédito: tenemos que ir controlando los pagos porque nos dimos cuenta después de estar en el Hostel Mundo Maya que nos habían cobrado el mismo importe tres veces y tuvimos que pelear un poquito para que nos devolvieran el dinero
Mal estado de las aceras: hay que andar con cuatro ojos mientras caminas porque en la calle y en las aceras hay de todo (pozos, alambres, hierros…) y Pimenta sufrió las consecuencias
Fuego: todo lo que te metes en la boca sabe a llamas
La semana que viene os contamos por qué llevamos un par de noches mal durmiendo en una discoteca en Playa del Carmen y cómo nos equivocamos pensando que esto era más tranquilo de Cancún. ¡Hasta ahora, selpimenteros!
2 Comentarios
Sara.B
Ardo en deseos de saber porqué dormisteis en la discoteca xD podríais haber adelantado algo antes!!! Por cierto ya hablas como uno de ellos, q onda! Besitos
selensius
¡Fan n1!! Ya somos mexicanos, wey. Es de ver mucho Rebelde. Y… Nada es lo que parece… Tus dudas se resolverán pronto hahahhaha Besote